En este mes de julio he asistido al segundo encuentro con mis pares. Mis pares, como lo llama Betina Waissman, mis iguales, el encuentro con los testimonios que me acogen, me sostienen y me ven.
Lo hemos organizado en Caamaño (Galicia), tierra paterna y que hacía 27 años que no visitaba.
En este círculo gestionado, por las personas que lo componemos, ha sido facilitado por 4 de nuestras compañeras. En estos espacios no solo trabajamos desde nuestro Movimiento en el círculo sino que aprendemos a ser testimonios, a acompañar y a sostener en el lugar de persona facilitadora del Movimiento.
La profundidad y el trabajo en el círculo aumenta, pasa por diferentes planos de conciencia y se consolida en cada encuentro.
He sentido descanso en el ser, ser desde todos los lugares que habito, pasando por mis neuras, continuando en la conciencia y volviendo a caer en el ego.
He dejado de creer en mí dentro del círculo, me he sentido vista afuera y he vuelto a creer en mí, a verme.
He vivenciado y encarnado que he dejado un camino y he visto el mío, el propio, el que estoy descubriendo, siendo yo en todas mis facetas, queriéndome, aceptándome, negándome, desconfiando, pero siempre viéndome y siendo vista.
Gracias a mis pares, gracias a mi hermandad, gracias por vuestra presencia.